El asturcón es una de las razas equinas más representativas y antiguas de la península ibérica, especialmente de la región de Asturias. Este pequeño, pero resistente caballo, ha sido un símbolo de la cultura y la tradición asturiana desde hace siglos.
El caballo asturcón es reconocido como el caballo típico de Asturias debido a su origen autóctono, su rusticidad y su resistencia. Durante la época romana, este caballo era altamente valorado por sus habilidades, lo que llevó a que se exportara a Roma para ser utilizado en campañas militares. Su carácter adaptable y su bajo mantenimiento lo hicieron ideal para los romanos, quienes admiraban su resistencia y fortaleza.
Son originarios de la región montañosa de Asturias, en el norte de España, especialmente comunes en la Sierra del Sueve y en algunas zonas del núcleo occidental de Asturias, como los Oscos. En estas áreas, los asturcones pueden encontrarse en libertad, viviendo en manadas y adaptándose a las condiciones climáticas extremas de la región. También existen criadores en otras partes de España que han contribuido a mantener viva esta raza autóctona en el país.
La historia del asturcón se remonta a la época prerromana, donde ya era conocido por su tamaño reducido y su característico “amble”, un tipo de aire que proporciona una marcha suave y cómoda para el jinete. Los conquistadores romanos lo valoraron enormemente, y la demanda en Roma fue tal que llegó a exportarse para campañas militares, ya que su resistencia y poco requerimiento de mantenimiento lo hacían ideal.
Durante el siglo XIX, el caballo asturcón estuvo cerca de la extinción debido a su baja demanda y al cruce con otras razas. Sin embargo, veterinarios y entusiastas de la región iniciaron esfuerzos de conservación en localidades comoTineo y Cangas de Narcea, donde se comenzó a investigar y preservar el patrimonio genético de esta raza.
Estos esfuerzos culminaron en la década de 1980 con la creación de un programa de cría que ha permitido que hoy existan cerca de 1,500 ejemplares registrados.
Pertenece al morfotipo de ponis, siendo de pequeña estatura con una altura a la cruz promedio de 125 cm y un peso entre 200 y 300 kilogramos. Este caballo presenta un perfil recto o cóncavo, con una mandíbula pronunciada y una estructura "brevi-línea", lo que significa que su longitud desde el pecho hasta la grupa es similar a su alzada. Su morfología le permite adaptarse fácilmente a terrenos montañosos y a condiciones climáticas adversas.
En cuanto a su pelaje, esta raza asturiana puede ser negro, castaño o alazán, aunque únicamente se permite una pequeña mancha blanca en la frente (llamada "estrella") para considerar al ejemplar como apto para la reproducción. Cualquier otra marca o calzado descalifica al caballo en términos de pureza de raza.
La población de asturcones ha aumentado gracias a los programas de conservación y la labor de asociaciones dedicadas a su protección.
Actualmente, se estima que existen alrededor de 1,500 ejemplares registrados, distribuidos entre criadores locales y algunos en estado semisalvaje en las montañas de Asturias.
Este crecimiento poblacional es fruto de un esfuerzo colectivo que involucra tanto a instituciones públicas como a criadores privados, quienes garantizan el mantenimiento del linaje puro a través de pruebas genéticas y la identificación de los ejemplares mediante microchips.
Para obtener cifras actualizadas sobre la población y esfuerzos de conservación, se pueden consultar organismos oficiales como la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España.
El caballo asturcón es conocido por su capacidad de adaptarse a climas hostiles y su resistencia, cualidades que le permiten sobrevivir en condiciones de escasos recursos. Esta adaptabilidad se manifiesta en su comportamiento; aunque puede vivir en libertad, también se adapta bien al trato con humanos, especialmente cuando ha tenido contacto con ellos desde una edad temprana.
Existen actualmente dos métodos de cría:
Contrario a la creencia popular que asocia a esta raza con un temperamento bravo, el asturcón es de carácter dócil y noble, especialmente si ha tenido contacto humano desde joven. Esta característica lo convierte en un caballo adecuado para el trato con niños y familias, lo que lo hace especialmente valorado en entornos ecuestres familiares.
La preservación del caballo asturcón ha sido posible gracias al apoyo de criadores e instituciones locales que gestionan el libro genealógico de la raza. A través de pruebas de paternidad y el uso de microchips para identificación, se asegura la pureza del linaje, y las organizaciones promueven la raza en toda España. Además, eventos como la Fiesta del Asturcón, que se celebra en la Sierra del Sueve, destacan la importancia de esta raza y la convierten en un atractivo turístico para quienes desean conocer más sobre el caballo autóctono de Asturias.
Hoy en día, el asturcón sigue siendo valorado como símbolo cultural de Asturias y como una raza ideal para actividades de turismo ecuestre en terrenos montañosos. Aunque su tamaño lo limita para ciertas competiciones, su resistencia y adaptabilidad lo convierten en un caballo perfecto para el campo y las montañas, siendo muy apreciado por jinetes que buscan un caballo resistente y de fácil manejo.
El caballo asturcón es un símbolo vivo de la historia y cultura de Asturias. Su resistencia, adaptabilidad y carácter noble lo han hecho merecedor de un lugar especial en el mundo ecuestre y en la identidad asturiana. Gracias a los esfuerzos de conservación y promoción, esta raza no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que sigue ganando reconocimiento tanto dentro como fuera de España.